El
modelo colonialista de iglesia ha causado mucho daño y ha sido
instrumental para los imperios, y ahora multinacionales. Para tener un
modelo de iglesia ecuménico, multicultural, y en relación con otras
comunidades de fe tenemos que cambiar paradigmas y desechar la idea de
que la predicación evangélica se refiere única y exclusivamente a
"salvar a los perdidos/as, de ganar almas para cristo", de hacerles
repetir oraciones e irnos con el sentido de satisfacción porque nos
creemos pequeños "mesías".
Este énfasis enfermo en "convertir" tiene como base la idea de que el cristianismo es superior y que todo el resto del mundo que no es cristiano DEBE convertirse a nuestra determinada religión para "salvarse". Este modus operandi es invasivo, arrogante, y colonialista, y crea y creó ya mucho daño como herramienta para la asimilación forzada a la cultura occidental judeo-cristiana. La historia está llena de ejemplos de divisiones, genocidios y guerras a causa de la obsesión por lograr el monopolio de la verdad que conlleva la sed del monopolio del poder.
En cuando a preocuparse u ocuparse por las personas miembros de las iglesias para ser recipientes de los programas asistencialistas, igualmente se percibe que las iglesias solo lo hacen para recibir algo a cambio, ya sea engrosar la lista de asistentes o llenar salas para las fotos del éxito ministerial. Sin embargo Jesús nunca preguntó la filiación religiosa para hacer sus milagros, de hecho sus ejemplos más célebres sobre los samaritanos demuestran que él tuvo en cuenta a los pobladores de Samaria que eran profundamente despreciados por los judíos de Jerusalén. La iglesia tiene que re-evaluar su obsesión con las misiones que no es otra cosa que un marketing agresivo para ganar miembros de un club para que generen ingresos. Las personas valen por lo que son, seres humanos, y no por pertenecer a mi denominación ni por practicar tal o cual rito o fe religiosa.
Sobre lo que atrae a este tipo de iglesias "evangelizadoras" se nota la mentalidad de "tener es igual a progreso", la mentalidad de "dominio sobre las cosas creadas", y que son historias que usamos para abusar del planeta que también es de los animales y las plantas a los que hemos oprimido para nuestro servicio. Lo de tener y tener más no es sinónimo de bendición; poseer y poseer y subir en la escala del status social individualistamente a costa de ignorar la comunidad, ya sea porque "yo soy más bendecido/a, o yo me lo merezco" no significa que seamos mejores.
Estas historias individualistas no nos están funcionando. Tenemos que pensar colectivamente, y a largo plazo, no solo qué haremos o compraremos este fin de semana. El planeta ya no soporta la forma en la que estamos viviendo y la iglesia debe cambiar sus teologías de la prosperidad material para pensar solidariamente y en justicia con todos y todas.
No hay una jerarquía de creencias religiosas, por lo cual el cristianismo no puede ni debe tratar a las demás religiones como si fueran inferiores o incompletas desde una supuesta superioridad.
El diálogo inter-religioso es el único camino a la paz, y este diálogo solo se dará cuando el proselitismo deje de ser prioridad, y ésta sea la búsqueda de justicia, paz, y pan para todos y todas sea cual fuere la fe que se tenga.
Este énfasis enfermo en "convertir" tiene como base la idea de que el cristianismo es superior y que todo el resto del mundo que no es cristiano DEBE convertirse a nuestra determinada religión para "salvarse". Este modus operandi es invasivo, arrogante, y colonialista, y crea y creó ya mucho daño como herramienta para la asimilación forzada a la cultura occidental judeo-cristiana. La historia está llena de ejemplos de divisiones, genocidios y guerras a causa de la obsesión por lograr el monopolio de la verdad que conlleva la sed del monopolio del poder.
En cuando a preocuparse u ocuparse por las personas miembros de las iglesias para ser recipientes de los programas asistencialistas, igualmente se percibe que las iglesias solo lo hacen para recibir algo a cambio, ya sea engrosar la lista de asistentes o llenar salas para las fotos del éxito ministerial. Sin embargo Jesús nunca preguntó la filiación religiosa para hacer sus milagros, de hecho sus ejemplos más célebres sobre los samaritanos demuestran que él tuvo en cuenta a los pobladores de Samaria que eran profundamente despreciados por los judíos de Jerusalén. La iglesia tiene que re-evaluar su obsesión con las misiones que no es otra cosa que un marketing agresivo para ganar miembros de un club para que generen ingresos. Las personas valen por lo que son, seres humanos, y no por pertenecer a mi denominación ni por practicar tal o cual rito o fe religiosa.
Sobre lo que atrae a este tipo de iglesias "evangelizadoras" se nota la mentalidad de "tener es igual a progreso", la mentalidad de "dominio sobre las cosas creadas", y que son historias que usamos para abusar del planeta que también es de los animales y las plantas a los que hemos oprimido para nuestro servicio. Lo de tener y tener más no es sinónimo de bendición; poseer y poseer y subir en la escala del status social individualistamente a costa de ignorar la comunidad, ya sea porque "yo soy más bendecido/a, o yo me lo merezco" no significa que seamos mejores.
Estas historias individualistas no nos están funcionando. Tenemos que pensar colectivamente, y a largo plazo, no solo qué haremos o compraremos este fin de semana. El planeta ya no soporta la forma en la que estamos viviendo y la iglesia debe cambiar sus teologías de la prosperidad material para pensar solidariamente y en justicia con todos y todas.
No hay una jerarquía de creencias religiosas, por lo cual el cristianismo no puede ni debe tratar a las demás religiones como si fueran inferiores o incompletas desde una supuesta superioridad.
El diálogo inter-religioso es el único camino a la paz, y este diálogo solo se dará cuando el proselitismo deje de ser prioridad, y ésta sea la búsqueda de justicia, paz, y pan para todos y todas sea cual fuere la fe que se tenga.